jueves, 17 de diciembre de 2009

LOS TRES CONTRA COCA COLO

(Coca Colo pendiente de un hilo. Pues que se estampa contra el suelo en cuanto se lo corten)

Si a mi no me duelen prendas. Lo reconozco, lo mío es la monarquía. La presupuestaria no, esa que vive de la sopa boba que yo le pago, la verdad, esa no, que bueno está lo bueno y tampoco tengo que exagerar para quedar bien.
A mi la monarquía que me gusta son los Reyes Magos de Calatayud, y a así lo declaré públicamente en un programa de televisión que hacia, “monárquico absoluto de los Reyes Magos de Calatayud” dije. Y lo vuelvo a decir. Y es que estos Reyes Magos, los de Calatayud, el presupuesto que tenían para bajar del cielo en helicóptero, lo dedicaron para remediar en lo posible la catástrofe que origino en Latinoamérica en fenómeno del Niño, o el Niño, no recuerdo ahora el nombre exacto. Y así, si. Con Reyes que dan y no quitan al fin del mundo, donde haga falta. Pero con esos reyes de la sopa boba, que además te dicen que tos a engancharse del carro y él no solo no se engancha, sino que se sube encima para que lo lleves, ¡anda, hombre!, mientras más lejos mejor.
Me llevo también muy bien con los Reyes Magos de Remolinos, los que amenazaron a todo el pueblo con no aparecer más por el mismo si llegaban a enterarse que en ese pueblo algún niño quedaba sin juguetes, pero como estos Reyes son creación mía y el Ayuntamiento me lo premió, con dinerito y todo, no es cosa que me entretenga ahora dándole más pote a esos Reyes, porque vendría a ser como dármelo yo, y eso no está bien. Con decir que soy muy amigo de ellos, aquí paz y allá gloria.
Y, por fin, y gracias a San Gracian de la Esperanza y el Desespero, por las muchas plegarias que le he endosado, y que Dios me perdone, a mi colección de Reyes puedo agregar tres más, porque eso sí, yo soy monárquico y todo lo que ustedes quieran, pero como no me los echen de tres en tres, nada, no muevo un dedo por ellos.
Con desespero y esperanzado (el Job a mi lado, nada, lo que yo les diga) he rogado para que ojala todos lo “muñacos” de color rojo con gorro blanco, los Coca Colos, que por las navidades, como lo que son, impostores salteadores, cuelgan de los balcones por las Navidades, se estamparan contra el suelo y se deshicieran, porque lo nuestro es el Belén con sus Reyes Magos y la castañera y el noy (es que es catalán) con el culo al aire cagándose entre dos piedras a la orilla del río con papel de aluminio como agua, y no la Coca Cola, ¡que ya vale, hombre, que ya vale, que es que nos están prostituyendo hasta el Belén y los Reyes Magos, porque igual no se lo creen, pero los “muñacos” vestidos de rojo con gorro blanco, son unos putas, que nada tienen que ver con el Papá Noel.
El Papá Noel viste de verde y blanco (¡nada, de rojo nada, el rojo es el color de la Coca Cola, farsantes!), como el Betis, y sé lo que me digo, porque yo soy del Betis, como el Papá Noel.
Pero como ya he dicho, San Gracian de la Esperanza y el Desespero ha oído mis plegarias, y me ha enviado a tres bendiciones de Reyes Magos para añadir a mi colección Maga, Los tres Reyes Magos de la foto que le están cortando la cuerda por la que trepa el Coca Colo.
Que sigo, San Gracian…, por tu padre, que amanezcan mañana todos los Coca Colos rodando por el suelo, que es que hasta afean las ciudades, hombre. Venga hombre, que tu puedes, hazlo aunque sea por ecología óptica, que es que encima quedarás como Dios, hombre, que todo lo que suena a ecología esta muy bien visto. Hazme caso, San Gracian, por tu padre te lo pido.
*+