miércoles, 2 de septiembre de 2015

PUBLICADO EN CRÓNICA DE ARAGÓN

Los manifestantes neonazis que mataban policías

1. septiembre 2015 | Por  | 
 
La noticia no ha formado parte de los argumentarios políticos. Tampoco ha estado en la apertura de los grandes informativos televisivos. Sin embargo, es de gran trascendencia que unos cuantos miles de manifestantes neonazis mataran ayer en Kiev a un policía antidisturbios y dejaran heridos a otros noventa.
Los que en España se rasgan las vestiduras frente a movilizaciones sociales pacíficas como el 15M, las Marchas de la Dignidad o Rodea el Congreso, callan ahora cuando personas cercanas a su ideología hacen estallar una granada frente al Parlamento de Ucrania.
Quizá este silencio se deba a la necesidad de olvidar que estos energúmenos asesinos que ayer se manifestaban contra los Acuerdos de Paz de Minsk, son los mismos a los que apoyaba la Unión Europea durante el golpe de Estado neonazi que apartó del poder al presidente Víctor Yanukovich en febrero de 2014.
Quizá no convenga recordar que la Ucrania posterior a aquel golpe de Estado neonazi acaba de ser premiada por la Unión Europea con la condonación del 20% de su deuda pública, un regalo que Bruselas no hace ni siquiera a sus Estados miembro.
Lo cierto es que los mismos neonazis que facilitaron el acceso al poder del ultraliberal Petro Poroshenko son los que ahora lanzan granadas a la policía, demostrando la incapacidad del gobierno de Kiev para garantizar la seguridad pública frente a manifestantes violentos.
Tras los precedentes de la República Checa, Eslovaquia, Serbia, Montenegro o Kosovo, la solución más racional y duradera para el conflicto ucraniano es la partición del país en dos nuevos Estados, enmarcados en las fronteras culturales, lingüísticas e históricas existentes entre quienes se sienten ucranianos y quienes se sienten rusos. Pero esto supondría eliminar un foco de conflicto bélico del planeta, lo que atentaría contra los intereses de las industrias del armamento.
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LOS POLÍTICOS CORRUPTOS YA HAN HECHO SU AGOSTO, HAN ESTADO DE VACACIONES, MUCHOS DE ELLOS (MARIANO RAJOY, UNO) SE VUELVEN A PRESENTAR EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES.


Corrupción, política y 24-M

2/5

24.06.2015

Corrupción sindical (02/05/2015)

Si bien la corrupción estructural que caracteriza al Estado español y a su economía ha vuelto a quedar al descubierto con la detención de Rodrigo Rato, que analizaremos en otro escrito, y en varios episodios recientes, ahora mismo queremos comentar algo básico sobre la corrupción en el sindicalismo reformista. Una de las razones que explicarán la debilidad de las manifestaciones y actos del sindicalismo reformista el próximo día 1 de mayo será la indiferencia por la corrupción sindical.

No hace mucho, hemos sabido que un histórico militante sindicalista asturiano, con altos cargos de responsabilidad en UGT, fue descubierto cuando intentaba lavar y legalizar más de un millón de euros que había acumulado mediante trampas, robos y chanchullos. Es difícil descubrir casos tan flagrantes de corrupción sindical como el ahora analizado porque son escasos, o eso deseamos…
El problema de la podredumbre en el sindicalismo reformista es, sin embargo, más grave, mucho más grave porque se desarrolla de manera normalizada, hasta legalizada, e imperceptible a simple vista. Solamente cuando se adquiere experiencia sindical práctica y cuando ésta es reforzada por estudios teóricos e históricos sobre el caso, solo entonces se adquiere conciencia de la densa y pegajosa red de corruptelas, privilegios, ventajas y beneficios que caracterizan al sindicalismo reformista, el que no es sino un lubricante muy dúctil y fino de la mecánica de compra-venta de la fuerza de trabajo por la burguesía.

El sindicalismo que bajo la dictadura fue de lucha a la fuerza porque ya tenía una ideología interclasista, pasó a la «normalidad democrática» en muy poco tiempo. Un ejemplo fulminante lo tenemos en los demoledores Pactos de la Moncloa de octubre de 1977 que significaron la muerte del sindicalismo consecuente y del movimiento obrero con conciencia de serlo. A partir de esa fecha, se aceleró el desplome al «realismo sindical», claudicante, excepto muy contadas huelgas generales que nunca tuvieron como objetivo avanzar hacia la destrucción del sistema sociopolítico vigente, heredado del franquismo.

Fueron purgados y expulsados de las estructuras sindicales decenas de secciones sindicales críticas, ramas enteras de afiliados y delegados combativos que se enfrentaron al tsunami reformista; y su lugar fue ocupado por nuevos miembros sin apenas conciencia, que no se habían arriesgado apenas en la lucha sindical bajo el franquismo y mucho menos en la lucha clandestina político-sindical, carentes de la mínima formación política e intelectual, y obedientes al aparato, muy obedientes.

Hablamos del sindicalismo corporativo, amarillo, reformista, exclusivamente orientado a mediar entre los obreros y los empresarios según criterios de cooperación y colaboración de clase más que de enfrentamiento y lucha, y mucho menos de lucha de clases destinada a acabar con el sistema de explotación salarial. Este sindicalismo asume como principio que su función es la defensa de salarios y condiciones de trabajo mediante la negociación según las leyes existentes y sus cauces legales. Nunca forzándolos para ir más allá, a excepción de algunas huelgas a las que no tienen más remedio que sumarse para no quedar definitivamente descolgados de la dinámica social.

Sus delegados, afiliados y simpatizantes son formados en estos criterios, actúan en conformidad con ellos. En situaciones de «normalidad social», cuando la lucha de clases no ha entrado en una fase aguda y cuando la economía permite ciertas concesiones, el sindicalismo reformista está en su momento de gloria: puede presionar y obtener algunas victorias. Pero a la vez, los delegados van entrando en la red de araña que envuelve la compleja dinámica negociadora, el enmarañado sistema legal y el permanente contacto con la administración de la empresa.

Va surgiendo una casta sindical en proceso más o menos rápido de burocratización anquilosada y alejada de la realidad laboral diaria, cada vez más distanciada de las vivencias de las y los compañeros de trabajo, sobre todo de las mujeres, juventud precarizada y migrantes, que son los sectores más explotados, por no hablar de la llamada «economía sumergida» en donde reina sin tapujos la dictadura patronal. Se forma una gerontocracia burocratizada monopolizadora del saber legal, de los contactos y relaciones con la abogacía laboral, y entrampada en una forma de vida cómoda y estable, segura.

La patronal no es idiota. Sabe que la ideología reformista sindical crea en la mente de sus delegados una personalidad «democrática», «dialogante», comprometida con «los intereses colectivos» de la empresa. Sabe que muchos delegados no rechazan comidas pagada por la empresa en restaurantes de medio lujo después de las reuniones, no rechazan ciertas prebendas y diferencias de trato diario en comparación con los demás trabajadores, nimiedades cotidianas que mejoran su vida y la hacen menos dura.

Paulatinamente van limándose las ásperas aristas que impiden el «clima normal» necesario para las buenas negociaciones. Aparecen los «favores» de los que nadie se entera, excepto el patrón y el delegado, el que los concede y el que los acepta. Pero todo «favor personal» es una deuda sindical y política, y sobre todo es una derrota en la conciencia del delegado reformista. Junto a esto, el sindicalismo reformista ha abandonado todo programa sistemático de concienciación sociopolítica de sus miembros, limitandose a la estrictamente necesaria «formación técnica» en la acción sindical de «negociación y concertación». Tras varios años de inserción en esta mecánica legalista y mentalmente sumisa, el delegado termina aceptando o al menos no oponiéndose de ningún modo a la «normalidad».

Lo peor viene cuando estalla la crisis económica, cuando se esfuman en la nada las ilusiones de la «unidad de intereses», de la «armonía social» y el empresariado, la clase burguesa y su Estado aparecen al desnudo tal cual son en la realidad. Entonces el sindicalismo reformista muestra su podredumbre, esa corrupción moral y rastrera asentada en infinidad de corruptelas y chanchullos más o menos nimios, cotidianos, diarios incluso, que sin grandes «traiciones a su clase» y sin ostentaciones de suntuosidad consumista, ha ido pudriendo desde dentro cualquier atisbo de dignidad.

Las crisis desatan lo más inmoral y egoísta de la apenas invisible mentalidad corrupta del reformismo sindical, porque es en ellas cuando los delegados de una empresa no dudan en sacrificar a algunos o a muchos, incluso a todos, de sus antiguos «compañeros», aunque, lógicamente y por eso del «qué dirán» presiona para que se cierren otras empresas «salvando la suya» a costa de los «sacrificios salariales de todos», excepto de la patronal.

¿Nos sorprende entonces que cada vez menos obreros acudan a las manifestaciones y actos organizados por el sindicalismo reformista, mientras que aumenta la asistencia a las jornadas de lucha del 1º de Mayo organizadas por los sindicatos sociopolíticos, en especial lo que lucha por la liberación nacional de clase y antipatriarcal de sus pueblos y que atraen a la mayoría de la juventud obrera?


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GRECIA. ROBO A MANO LEGAL DE UNOS ALEMANCETES DEL CAPITAL CON APOYO DEL PP Y LA BOQUITA "PEQUEÑA" DEL PSOE PARA QUE NO SE LE VEA EL PLUMERO MÁS A LAS CLARAS


Catorce aeropuertos griegos iran a manos de la empresa Fraport

Alemania despega por Grecia


Rebelión
Página 12
20.08.2015


El gobierno de Tsipras aprobó la concesión de aeropuertos regionales a una empresa alemana. A cambio del rescate, Atenas se comprometió a transferir activos estatales a un fondo de privatización por valor de 50.000 millones de euros. 

Alemania fue el país que más presión ejerció sobre Grecia y una empresa alemana se adjudica ahora la primera privatización del gobierno de Alexis Tsipras. Atenas aprobó la concesión de 14 aeropuertos regionales a la compañía alemana Fraport, según una resolución del consejo de política económica.

Se trata del primer proceso de privatización que completa el gobierno formado por el partido de izquierda Syriza y su socio de coalición, la formación nacionalista conservadora Griegos Independientes. Los aeropuertos son el de Salónica, la segunda ciudad del país; Kavala, en el nordeste; Corfú y Zante, dos islas situadas en el mar Jónico; Canea y Cefalonia, en la isla de Creta; Aktion, en el oeste, y los de Rodas, Kos, Samos, Mitilene, Mykonos, Santorini y Skiathos, todas islas del Egeo.

La resolución, decidida en el consejo de gobierno de política económica que se celebró el 13 de agosto, fue firmada por el viceprimer ministro, Yanis Dragasakis, y los ministros de Finanzas, Euclides Tsakalotos, Economía, Yorgos Stathakis, y Energía, Panos Skurletis. La empresa Fraport fue la ganadora del concurso que tuvo lugar el año pasado y la autoridad de privatización helena (Taiped) dio recientemente su visto bueno al proyecto. El precio de los aeropuertos asciende a 1230 millones de euros y Fraport se comprometió a invertir 330 millones en los primeros cuatro años y 1400 millones de euros en los próximos cuarenta.
La llegada al poder de Syriza congeló los procesos de privatizaciones y prometió que revisaría todos aquellos que no se hubieran cerrado todavía.

Sin embargo, con la conclusión del tercer programa de rescate, Atenas se comprometió a trasferir activos estatales a un fondo de privatización por valor de 50.000 millones de euros para pagar deudas, recapitalizar la banca y realizar inversiones.

En su edición de ayer, el diario El País de España señaló que luego de llegar al gobierno, Alexis Tsipras detuvo las licitaciones para tratar de introducir cambios en los términos de las ofertas. En abril tuvo que dar marcha atrás. Entonces, se mostró más abierto a seguir adelante con la privatización parcial del puerto del Pireo y de los 14 aeropuertos regionales, en lo que representa una clara concesión a las exigencias de los socios.

El acuerdo de rescate a Grecia, recordó El País, incluye la creación de un fondo de privatizaciones por valor de 50.000 millones de euros, cuyos detalles se están finalizando, explicó anteayer la vocera de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Annika Breidthardt. “El Eurogrupo pactó un plan de privatizaciones muy ambicioso”, dijo la portavoz, que debe estar operativo a fines de año. “Tomamos nota de que la primera decisión concreta se ha adoptado esta mañana (por el domingo)”, afirmó Breidthardt, aunque dijo que espera ver más detalles en el futuro.

Los ministros de Finanzas y de Economía de la Eurozona aprobaron el viernes el tercer rescate a Grecia, lo que supone un nuevo programa de asistencia financiera a ese país de hasta 86.000 millones de euros y tres años de duración. El acuerdo, que se produjo tras seis horas de deliberaciones en una reunión extraordinaria del Eurogrupo, prevé un primer desembolso de 26.000 millones de euros que se dividirá en dos tramos. Este monto se repartirá en dos subtramos: uno de 10.000 millones de euros, que estará inmediatamente disponible en una cuenta especial del fondo de rescate de la Eurozona para la recapitalización de la banca griega, y el segundo, de 16.000 millones de euros, será desembolsado a Grecia en varios pagos, comenzando por uno de 13.000 millones antes del 20 de agosto, justo a tiempo para que Atenas pueda hacer frente al desembolso de 3400 millones de euros al Banco Central Europeo (BCE), según la declaración del Eurogrupo. 

Otro desembolso se hará en el otoño europeo y estará sujeto a la implementación de medidas claves acordadas en el memorándum de entendimiento que fija las condiciones del nuevo programa y que serán especificadas por las instituciones europeas y acordadas por los número dos de los ministros de Finanzas y Economía. Un segundo desembolso para la recapitalización de la banca de hasta 15.000 millones de euros podrá pagarse después de la primera revisión del rescate y en todo caso antes del 15 de noviembre, sujeto a la planeada revisión de la calidad de los activos bancarios y las pruebas de resistencia. En total habrá así 25.000 millones de euros para sanear o liquidar la banca griega.

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, explicó en rueda de prensa que el consejo de gobernadores del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) dará su visto hoy por la tarde como parte del procedimiento, señal que serviría para desbloquear el tramo inicial del rescate. “Todo el intenso trabajo durante las últimas semanas ha merecido la pena”, señaló Dijsselbloem.



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